Entiendo que los esfuerzos por avanzar en la regularización urbana son valiosos en tanto formen parte de un proceso de mejora integral del hábitat. No obstante, aun cuando la letra de los programas, incluido el propio RENABAP, sostienen este slogan, los esfuerzos por la mejora concreta del hábitat son escasos, acotados e incluso a veces meramente formales, exclusivamente orientados a justificar una regularización que no hace más que transformar al lote familiar producido bajo una lógica de bien de uso, en –ya convertido en propiedad privada- bien de cambio.

Me pregunto si, cubriendo de manera plena las necesidades de hábitat digno, la mejora de viviendas, los barrios, con integración urbana y seguridad en la tenencia de la tierra bajo nuevas lógicas, tal vez carecería de sentido la necesidad de regularizar la propiedad. De este modo me re-pregunto si los esfuerzos de regularización dominial son apropiados o constituyen meros distractores, trampas que nos ponen a discutir sobre medidas que efectivamente no repercuten en la mejora de las condiciones de vida de la población.

Si bien entiendo que representa un escudo de resistencia en el contexto jurídico actual, nos pone a disputar en un terreno de letrados, cuando los procesos de apropiación efectiva nos permiten disputar en un terreno social ampliado.

Paula Boldrini
Centro de Estudios sobre Territorio y Hábitat Popular (CETyHAP-FAU-UNT-CONICET)